Anoche la estrella azul me concedió tres deseos. Podía haber pedido juventud eterna, fortuna o buen sueldo. No lo hice.
Mi primer deseo fue seguir pintando a escondidas en el hueco que queda entre mi cama y la pared. Así sé que mi inocencia no ha muerto.
El segundo es seguir en casa, escribiendo. Ahora tengo un hogar y un motivo para vivir
El último es el amor. No importa cuándo, dónde ni cómo, lo importante es amar. Porque si la gente no ama, el mundo entero enfermará y caerá cual castillo de naipes.
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